A MI DIENTE LE DEBO...

A mi diente le debo; le debo las últimas enseñanzas del 2022, porque sin previo aviso un viernes en la noche empezó a doler y a ejercer presión, así tal cual sin dársele nada, así tal cual como la vida misma que de un momento a otro cambia y pone todo fuera de control.

A mi diente le debo, porque así como muchos a diario fui básico y solo lo vi día a día bien por fuera, pero jamás me pregunte ni a mí mismo como estaba y se sentía en su interior.

A mi diente le debo porque mientras yo me sumía en una gran depresión no sabía que él también soportaba en silencio a la vez una fuerte infección.

A mi diente le debo porque por no tener control y caer solo en el recurso rápido de quitarme el dolor, tome decisiones incorrectas tratando de salvarme solo a mí  y lo que hice fue peor.

A mi diente le debo porque me hizo encontrar la calma dentro de un gran caos para poder sobrellevar la situación de no tener doctores disponibles y simplemente tener que ser un guerrero cuando no tenía ninguna motivación.

A mi diente le debo mostrarme que cada segundo puede ser un paralelo entre el llanto y el amor, y que depende de cada uno si aprovecha los momentos de su vida o no.

A mi diente le debo confiar en mi instinto y en mi corazón, porque aunque muchas veces tuve alertas jamás le puse atención.

A mi diente le debo volver a creer y sentir de nuevo emoción, con cosas simples como respirar, beber agua o simplemente no tener dolor, y es que muchas veces se nos olvida que la paz, la quietud y el silencio son también una bendición,

A mi diente le debo porque a pesar de tenerme 8 días al borde de la locura extrema logro sacarme de un punto oscuro, y me hizo ver un poco mejor para luego encontrar la luz y retomar mi propio control.

A mi diente le debo porque al día de hoy estando en recuperación no sé si muera o viva, pero me dejo una gran lección, y es que jamás se debe olvidar a lo que creemos que es fijo a nuestro alrededor, lo que vemos todos los días sin prestar atención, los miles de bendiciones diarias, como despertar, respirar, caminar, sentir y el latir del corazón, porque lo más valioso del mundo vive con nosotros sin darnos cuenta y enseña desde su humilde posición.

Por eso hoy mi querido diente te pido perdón, y te agradezco que fueras mi maestro en esta enorme lección, justo en la época que para mí es más compleja porque no logro tener conexión, sin embargo, te prometo mi querido diente poner más atención a las cosas simples de la vida para vivir con más emoción, pues cada minuto que pasa se va una posibilidad de hacer algo bueno y ser agradecido con Dios de tener la vida disponible cuando otros en el mismo momento en alguna parte del mundo ya no y, por el contrario  sin ninguna opción están dando su último adiós.

Kalee Guauta