BARRER
¿Por qué barrer? Barrer es un acto que parece simple, casi automático, pero lo he analizado a fondo y he descubierto que es un ejercicio sanador. Es un ritual cotidiano que refleja lo que necesitamos hacer a diario en nuestras vidas. Al barrer, levantamos lo que no sirve, recogemos los desechos, limpiamos los excesos y los rastros de descuido. Pero, curiosamente, siempre queda algo; un poco de polvo se levanta, flotando por un momento, para luego volver a caer, y así, nos vemos obligados a repetir el acto al día siguiente.
Barrer no es un acto de perfección, es un acto de constancia. Barrer es humildad, es bajar la cabeza, agacharse, dejar de lado el ego y aceptar que, por más que lo intentemos, nunca terminaremos de limpiar todo. No puedes barrer con prisa, porque entonces solo revuelves el desorden, sin realmente ordenar nada. Barrer exige calma, paciencia y presencia.
Barrer es un momento consigo mismo, un diálogo silencioso entre tus manos y la escoba, entre el suelo y tus pensamientos, y cuando llevas todo al recogedor, te das cuenta de cuánto ha caído sin que lo notaras. Te preguntarás: ¿Cómo llegó esto aquí? ¿En qué momento lo dejé caer? Barrer te confronta con lo que olvidas, con lo que dejas pasar, pero también te regala pequeños momentos de alegría cuando encuentras algo que creías perdido: una moneda, un recuerdo, un fragmento de algo que pensabas olvidado.
Barrer se ha convertido en una forma de terapia. Cuando barro mi estudio o mi casa, también barro mi mente. Sacudo pensamientos innecesarios, despejo preocupaciones acumuladas, y encuentro valor en cosas que antes pasaban desapercibidas. Amo barrer porque, de alguna manera, me reconcilia conmigo mismo; es un recordatorio de que, aunque no siempre podamos controlar lo que cae al suelo, siempre podemos elegir recogerlo.
Barrer es una metáfora de la vida y nos enseña que vale la pena intentarlo, que vale la pena detenerse, inclinarse, tomar la escoba de nuestras decisiones y empezar de nuevo. Porque, sin importar lo cuidadosos que seamos, siempre habrá algo que se caiga, algo que quede fuera de lugar, y la única manera de verlo, de enfrentarlo, es detenerse y simplemente barrer.
Barrer no solo limpia el suelo; limpia el alma, nos invita a ser mejores, a aceptar nuestras imperfecciones y a entender que la vida no se trata de mantener todo reluciente, sino de estar dispuestos a volver a intentarlo, una y otra vez… por eso, hoy que puedes, toma una escoba y ponte sencillamente a barrer.
Kalee Guauta