EL ARTE DE LA EMOCIÓN
Cada día es más fácil encontrarse con una horda de artistas creando obras a grandes velocidades, obras para satisfacer un mercado, una necesidad de consumo y la construcción de un ego y popularidad ficticia, pero y entonces ¿dónde queda la emoción?
Desde que era muy pequeño yo sentía la necesidad de comunicar, porque muchos pensamientos e ideas a mi alrededor rondaban mi cabeza, tenía percepciones bastante diferentes a las del resto de las personas y sentía cosas que sabía que lo demás no podían entender, algunas de ellas eran correctas, otras no, algunas me incomodaban otras por el contrario me generaban alegría y paz pero a final de cuentas todas se manifestaban en una emoción. Y fue así como años después cuando descubrí que mi método de comunicación con el mundo sería el arte donde sentí que las emociones harían parte si o si de mí trabajo, y entonces empecé a conocer que arte y emoción tenían una relación hace miles de años y que de alguna manera si quería dedicarme a esto tenía que hacerla prevalecer.
El arte es un emoción y por esa razón crear una obra es una experiencia que vuelve a dos o más personas uno solo, es un resultado visible y perceptible, donde las emociones se entrelazan haciendo que cada uno sea a su vez emisor y receptor, un proceso de retroalimentación en el que la ganancia es mutua y benéfica. Alguna vez escuche que el arte que no genera una emoción no tiene fundamento, y es que básicamente es una regla elemental, porque es la emoción la que viaja a través de los colores, la música, la danza y las formas para poder impregnarse en quien ve, escucha y prueba el resultado final, en ese momento el individuo percibe y siente estímulos que nacieron en la intimidad de la creación del artista, que en gran parte se deben a un tema, una investigación, una memoria, y a un sentimiento que se quiere transmitir.
Un artista crea una pieza expresando una visión de su pensamiento y de sí mismo, pone un mensaje en cada pincelada y cuando el espectador observa, aprecia con detenimiento y se emociona identificándose con esa visión es cuando todo cobra sentido y entonces se convierte en arte. Para crear a partir de la emoción y para crear una emoción se debe tener en cuenta algo muy importante, y es entender que en la creación artística, el artista debe definir dos ejes principales, uno que se quiere comunicar y el otro como se quiere comunicar, ninguno es válido el uno sin el otro porque en el momento en el que alguno de ellos es sustraído es cuando se siente un estado vacío y frialdad.
Las nuevas generaciones deben entender que más que buscar el atajo hacia el éxito se debe buscar el camino de la comunicación, que el arte debe transmitir, crear, impulsar, estimular, generar inquietudes y sobretodo dar vida en esos cortos segundo donde puede ser apreciado y entendido de maneras subjetivas, el arte es vida, es algo vital y duradero que deja una huella hecha de emociones a lo largo de la historia.
El arte es emoción y las emociones que todos llevamos dentro son y serán siempre arte.
Kalee Guauta